Murmullo cantarín entre las hojas
que el viento mece con su lengua céfira.
Cauchil de albores encontrados
que se unen en cálido ensueño.
La plaza está desierta,
buscando andares solitarios,
miradas vacías y sueños rotos
en un atardecer melancólico.
Y siento mis pasos huecos,
olvidando lo andado,
buscando un ápice de quietud
que temple mi espíritu sombrío.
La Encina me recibe oscura,
llamándome con gritos entornados
que apagan mi sinrazón
embargando mis sentimientos.
Ya no creo en nada ni nadie,
solo mi yo y mi alma gélida
miradas vacías y sueños rotos
en un atardecer melancólico.
Y siento mis pasos huecos,
olvidando lo andado,
buscando un ápice de quietud
que temple mi espíritu sombrío.
La Encina me recibe oscura,
llamándome con gritos entornados
que apagan mi sinrazón
embargando mis sentimientos.
Ya no creo en nada ni nadie,
solo mi yo y mi alma gélida
haciéndome navegar en soledad
como un Ulises sin su Penélope.
Y me llamas por las noches
diciéndome que me amas y yo
despierto pidiendo que seas tú
esa que mi alma anhela.
Ya no puedo vivir sin ti
Tú que me cautivaste cuando llegué
dándome tu aroma y tu pasión
proclamándote mi tierra.
¡Oh Zubia tan amada!
apuñalas mi corazón de plata
y mi alma rompe a llorar
cautivado por tus quimeras.
J.C.LLamas.
como un Ulises sin su Penélope.
Y me llamas por las noches
diciéndome que me amas y yo
despierto pidiendo que seas tú
esa que mi alma anhela.
Ya no puedo vivir sin ti
Tú que me cautivaste cuando llegué
dándome tu aroma y tu pasión
proclamándote mi tierra.
¡Oh Zubia tan amada!
apuñalas mi corazón de plata
y mi alma rompe a llorar
cautivado por tus quimeras.
J.C.LLamas.
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