Alfombras La Alpujarreña.




   Tengo que dar las gracias al equipo del área de turismo del ayuntamiento de La Zubia, que han sido los artífices para que esta visita se haya llevado a cabo. Muchas horas de trabajo, charlas y favores han hecho falta para que esta cita haya sido un éxito. 



                                                            LA ALPUJARREÑA
  


   La fábrica de alfombras La Alpujarreña nos abre sus puertas para enseñarnos sus instalaciones donde pasado y futuro se funden en una misma dirección, guiándonos a través del tiempo para descubrir el fascinante mundo de la fabricación de sus alfombras conocidas internacionalmente.






   Mosaicos de cerámica simulando una alfombra enmarcan el nombre de la fábrica dándole un toque de distinción y personalidad propias.







   Nada más entrar en la casa, el magnífico patio interior nos muestra un antiguo telar de madera en el que se vislumbra el inicio de una alfombra que de pequeñas dimensiones se quedó sin destinatario para poder engalanar ese zaguán con el que se inicia la visita.








   El dicho zaguán de entrada en estilo rústico cumple la normativa de las instalaciones antiguas con sus grandes puertas de madera con varias capas de barniz, cenefa en mosaicos cuadriculados e instalación eléctrica con cables de algodón vistos y llaves de pellizco.






   Nos adentramos ya en la zona de trabajo donde varios telares dejan ver el nacimiento de las alfombras que poco a poco irán aumentando hasta conseguir el tamaño deseado.







   Antesala de muestras y modelos donde se apilan ejemplares ya terminados y otros que, de pequeñas proporciones, sirven para revelar la cantidad de variedad de alfombras que se pueden diseñar en la fábrica.







   Ilimitada la colección que lleva este taller, ya que además de sus modelos el cliente puede personalizarlas a su gusto y personalidad.







   Detalle de la anterior sala donde unas grandes ventanas debidamente  cubiertas por cortinas alpujarreñas y acompañadas por unas claraboyas que, a contraluz, engalanan la estancia, dándole un cariz cálido y muy agradable para trabajar.








Expositor con varios modelos.







                                    Detalle del rodillo de un telar de grandes dimensiones.




           

 

   Interior de varios telares antiguos afinados unos con otros. Se pueden observar el entresijo de engranajes y poleas encargados del movimiento de los hilos que poco a poco van tomando formas y colores.








   Compárese con la foto anterior. La estructura antigua de madera deja paso a estas de estructura metálica, con sistemas de tracción más modernos y eficaces.






   Zona de trabajo donde pillamos infraganti a una operaria o artesana perfilando una alfombra de gran tamaño, acción que se hace muy delicadamente para que la pieza quede en perfecto estado antes de ser entregada a su dueño.








 
   Detalle de una alfombra que nos deja observar la perfección con que los hilos se mezclan unos con otros formando un dibujo primoroso y dar  vida propia a esta magnífica obra de arte  que seguro muy pronto vestirá algún hall principal de una gran mansión.








   En esta fotografía quise plasmar un detalle del techo de la fábrica. Como todas las construcciones antiguas el techo es de cañizo unido con cordeles que se fijaban a vigas de madera que luego se repellaban y se  pintadas con cal.







   Hilos y cordeles se encuentran apilados por infinidad de sitios creando un ambiente exclusivo y con pesonalidad propia en esta fábrica en la que se respira historia y tradición.





 


   Zona de trabajo donde con grandes andamios y a distintos niveles los operarios sen afanan en su labor dando lo mejor de sí para que la pieza quede perfecta dejando así claro el buen trabajo y grandes profesionales que en esta empresa trabajan.






   

                                           Herramientas específicas de estos profesionales.






   

   Primer esbozo de una alfombra donde ya se pueden vislumbrar todo el entresijo de lineas que poco a poco irán tomando forma y color hasta convertirse en un bello tapiz esperando algún cliente exigente.







   Espléndida pieza casi acabada que esta artesana se afana por rematar, revisando cada centrimetro y perfilando los últimos detalles para su muy cercana conclusión.





 

                                                          Zona de taller y tabajo






                                                            Detalle de piezas.








    Esta hilandera se afana para que las bobinas de hilo que formaran las alfombras queden perfectas, sin nudos ni enredos que puedan entorpecer la elaboración de las alfombras. Como si de una hermosa cabellera humana se tratara cuida con mimo y delicadeza  la hebra para después poder ser trabajada.







    Detalle de como el hilo que viene en madejas es transpasado a las bobinas de plástico para su posterior traslado a la zona de trabajo y la iniciación de la alfombra.






                                           Bobinas de plástico preparadas para su uso.







                                  Trabajadora cortando lienzos para el comienzo de un trabajo.









 








    Con la punta de una chaira, todos los pequeños restos de hilo que quedan se van cercenando dejando la pieza perfecta, con el tacto y  suavidad que caracterizan a estas alfombras.









   Descubrimos a todo el personal de artistas afanándose en sus trabajos de elaboración y no dudaron en solventar nuestras dudas y posar para nosotros en nuestra interminable sesión fotográfica.






 






  Espectacular la dedicación y paciencia de estos artistas que con máquinas mas modernas y actuales van bordando capa a capa la alfombra en un magistral baile  que delata la compenetración entre el autor y su obra.








    A esto llamaría yo "Hilanderas modernas" La tecnología avanza también en estos campos y nos hacen el trabajo más fácil. Aquí vemos como esta compleja máquina recoge los hilos de las bobinas para su posterior uso, siendo más rápido y eficaz.








   Detalle de los carretes vacios que pronto estarán rebosantes de buen hilo que muy pronto estaran danzando unos con otros buscando la creación de una alfombra.










   Ya a la salida nos detuvimos en el zaguán de entrada para deleitarnos con una charla que nos dió el dueño de la fábrica y poder tomar fotos de los detalles más llamativos.




 




   Fotografía que se encuentra en la primera planta del edificio. Muestra a las telaras que hasta no hace muchos años y tras generación en generación han venido trabajando en el taller, dándole ese carácter histórico y tradicional que la fábrica se enorgullece de tener.









    Zona de proyectos y diseño donde las nuevas tecnologias y los ordenadores más potentes hacen su trabajo haciendo perfectas las piezas que luego verán la luz en las casa y palacios más exigentes.










   Magnífica la visita a La Alpujarreña que nos dejó ver toda la tradicion que existe en La Zubia en el campo de la artesanía y confección de alfombras, todo un orgullo para el pueblo que  siempre llevará muy alto y con mucha estima el nombre de esta fábrica.



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