La mañana era cálida
como la piel de una niña
cuando la Reina paseaba
con su gran caballería.
Quiso observar desde lejos
la Granada de su vida
y a caballo galopaba
por la vega de la Villa.
A La Zubia llegó rauda
y observó sus maravillas
encandilada se quedó
cuando bajó de su silla.
¡Qué parajes tan preciosos!
¡qué grandiosas las encinas!
¡qué huertas tan bien cuidadas!
con sus árboles y fuentecillas.
Cuando se quiso dar cuenta
el enemigo lo tenía encima
y cogiendo su caballo
en los laureles quedó escondida.
Suplicándole a San Luis
y rezándole a María
sus plegarias se hicieron ruegos
y un milagro salvó su vida.
La reina viéndose a salvo
con sus huestes ya tranquilas
a San Luis le prometió
que un convento le alzaría.
Esta es la historia señores
que de boca en boca afirman
la historia de la Reina Isabel
que se escondió en La Al-Zawiya.
J.C.Llamas.
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