Duermen las
flores carmines
sueñan con
tierras lejanas
con el rio que
acaricia
hojas, raíces y
matas.
Duermen las
calles oscuras
en silencio y
extasiadas
un halo de luz
penetra
por esas
sombrías ventanas.
Duerme la torre del templo,
esa torre
larga y blanca,
sus campanas
como suspiros
se ahogan
estando calladas.
Duerme la vega
fértil
bella tierra
de labranza,
ya se ve venir
a un labrador
que empieza de
madrugada.
Duerme ella
casi desnuda
pues su alma
está cansada,
duerme él, su
pelo en mano,
exhausto de
tanto amarla.
Duermen las
gentes del pueblo
en sus lechos
y sus camas
pensando en
sus alegrías
y las
tristezas del mañana.
Y mientras
todos duermen
y sus sentimientos
descansan
yo escribo
estas cuartillas
en esta noche
soñada.