Recostado en mi balcón
la mañana se abre viva,
los pájaros trinan risueños
y ese gorjear me maravilla.
El sol se despierta sereno
desplegando rayos que dan vida
enamorándome con su aurora,
iluminando la mañana fría.
Los pinares aletargados
bostezan y abren sus piñas,
sus ramas verde aceituna
todo el sendero encandilan.
El silencio se hace etéreo
anegando las callejillas
de un suave aroma a geranios,
hortensias y bungavillas.
Y el cielo cargado de nubes
que deslumbran y tanto fascinan
vigilan la cándida mañana
que a mi tanto me cautiva.
Las veredas y los caminos
luciendo sus florecillas
enmarcan todo el paraje
que todo artista pintar querría.
Cierro los ojos y pienso
que ser más dichoso no podría
y desde este balcón de la Zubia
estaría soñando toda mi vida.
Desde luego el pueblo lo vale, tuvo la suerte de ver nacer a mi marido :D
ResponderEliminarQuien es tu marido Aufidia?
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